12.6.08

Un Click por un Punch no es negocio...

Realmente no sé cómo empezar este post, si con un chiste, con una puteada, despotricándome contra el gobierno, no lo sé… Lo sucedido no tiene nombre, lo había visto alguna vez por TV, pero nunca lo había sentido tan próximo.
Mi co-blogger y yo somos dos jóvenes de la ya extinguida clase media, esos que supieron ser educados con valores, honestidad y encaminados a ganarse la vida con trabajo duro como profesionales en la “gran” Argentina, pero hechos como el sucedido hoy son los que hacen temblar todas esas bases y querer invitar a todas las sin cultura, mente estrecha, egoístas e intimidantes personas a un cuartetazo en el chateau y volarlo con una bomba de 10 megatones (Saludos Judo jejeje).
Estas son dos crónicas de lo que sucedió hoy. La primera, escrita por el protagonista, la segunda, por mí, su amigo. Notarán como él lo toma con más humor y yo con más impotencia, pero bueno esa dualidad debe ser lo que nos hace amigos, las conclusiones serán suyas…






Te doy clic y me das un punch!!



En esta esquina, con un peso (en descenso) de 95 kg. UnaSony DSC - S90 4.1 mpx, 0 peleas, 0 know outs y 0 derrotas, un fotografo aficionado.En esta otra esquina, integrado por muchos mal intencionados, mucho humo y pancartas contradictorias. La manifestacion.


Asi empezo mi dia. Creo que 2 veses en mi vida tuve una pelea. Tengo 25 años. Estos datos dejan claro que experiencia en el tema de ser golpeado, no tengo. Pues bien, hoy agregue una cuantas manos en mi haber.


Caminaba hacia la parada de colectivo, luego de realizar algunos tramites. En mi trayectoria, se encontraba el conocido shopping centrico, Patio Olmos. Al llegar, observe que unos manifestantes habian tomado la interseccionde entre Velez Sarfield y Bv San Juan. Habia neumaticos quemandoce. En el medio del humo, una pancarta que decia: HIGIENE URBANA.Soy curioso y me gustan las curiosidades. Era imposible no tomarle una fotografia. Lo hice. Acto seguido, parte de los que integran el cuadro fotografico avansaron sobre mi, gritandome y golpeandome.
Menos mal que no expuse mis ideas, menos mal.


Foto:

0 EV

ISO 80

250

F 4.5


12 de junio de 2008.



(Foto real, tomada por Edu, minutos antes de darse cuanta que Argentina es generosa...)




Acá va lo que vomité cuando me enteré de este hecho: (con intro y todo)



Me considero una persona apolítica, no porque no me interese el rumbo de mi país, sino porque me parece que para opinar sobre algo hay que saber de qué se está hablado.
Algo que me enseñó esta vida es que la libre expresión lleva a cualquier boludo a decir lo que él “cree” saber a los cuatro vientos, aunque muchas veces no tenga la más pálida idea de lo que dice.
Luego de esta breve, pero a mi entender, esclarecedora introducción le doy comienzo a mi primer cuento escrito mientras estoy indignado por la situación de mi un amigo.



Independencia cultural


Eduardo se despertó esa mañana sintiendo un malestar en su espalda y un fuerte dolor de cabeza, miró a su derecha y vio a su novia que dormía profundamente. Sabía que la tenía que despertar porque llegaría tarde al trabajo, pero le dio lástima porque sabía que ella se había quedado hasta tarde realizando un trabajo de encargo particular. Esos trabajos que siempre tomaba para poder llegar a fin de mes. La observo durante un momento y volvió a descansar la cabeza en su almohada.
De repente un torbellino de recuerdos lo golpeo como una ráfaga de aire frio. Ayer, mientras caminaba por el centro de la ciudad, se topó con una manifestación, una de las tantas que acontecían por estos días en Córdoba. Como fotógrafo aficionado que es, saco su siempre compañera cámara del bolso y la apunto hacia un grupo de manifestantes. Un clic, dos clics, tres clics. Uno de los manifestantes, que estaba encapuchado, dijo –“¿Qué sacás pendejo de mierda?” –“¡Nada, nada!, no soy periodista…”- respondió Edu.
Por lo visto el hecho de que no fuera o no periodista no era lo que le molestaba. ¿Habrá sido el hecho de que un extraño fotografíe un hecho público? ¿O qué su cara encapuchada no estuviera en foco en ese momento? Quizás el humo de las gomas quemadas y el pensamiento en masa lo habían llevado hasta el borde de la locura. Posiblemente el hecho de una falta de educación, o la falta de amor por parte del padre borracho y una madre ausente que no podía cuidarlo por que dividía su amor entre siete hijos, no lo sé.
Lo que si estoy seguro que no hizo enojar al encapuchado fue que le sacaran una fotografía. No hubo más palabras, sino golpes, desde todos lados. Edu, aunque de contextura grande, solo atino a protegerse de la manera más básica para cualquier ser humano, posición fetal. Todavía en sus manos se encontraba la cámara, la aferró con más fuerza mientras recordaba lo importante que era para él, cuanto le había costado.
Volvió a abrir los ojos y pensó: “Estudié y trabajé toda mi vida para terminar alquilando un departamento y comiendo lo que, entre descansos de cortes de ruta, llega a mi mesa. El lujo de tener mi propia cámara creo habérmelo ganado. Nunca robé nada, nunca protesté por nada, siempre traté de ser una buena persona, ayudar al desvalido, levantar al caído… pero lo único que recibí a cambio fue un gobierno injusto, que mantiene un rebaño de personas sin educación para controlarlos fácilmente, una sociedad indiferente y egoísta, mientras los que nos educamos y trabajamos honestamente pagamos el alto precio de vivir en un país sin cultura, sin valores y con miedo”.
Luego de un baño de agua fría y un liviano desayuno se tomo el ómnibus que demora una hora hasta donde trabaja. Al llegar comento a sus colegas lo que le había sucedido y estos sentían la misma furia y miedo que él. Sin pensarlo se dispusieron a enviar e-mails y escribir en blogs sobre lo sucedido. Al cabo de una semana más de tres millones de personas habían respondido que se sentían igual que Edu y sus compañeros. Sin querer habían generado un movimiento, una especia de ejercito de mentes, de gente pensante, culturalizada, orgullosa de ser profesionales y trabajadores. Hacia finales del mes se había formado el Logia secreta. Ésta se esparció por todo el territorio argentino, generando más de tres mil filiales. Las cabezas de cada una de estas se reunió en Córdoba durante tres días a puertas cerradas para debatir sus planes de acción. Hubo mucha discusiones e intercambio de opiniones, aunque siempre respetuosamente y sin violencia. Al final del tercer día se llego a una decisión, controvertida, pero final.
Un 9 de julio del año 2008, cinco millones de argentinos, los educados, trabajadores y pensantes, salieron a la callea buscar su independencia. No llevaban cacerolas y cucharas, no marchaban formados por las principales avenidas del país, no se enteraron los medios, no se quemaron gomas, ni se cerraron calles y no fue en horario pico, sino que fue en la madrugada, mientras todos los demás dormían. Este movimiento de personas pensantes llevaba en las manos, armas, rifles, cuchillos y estaban sedientos de sangre.
En esa noche teñida de rojo, aproximadamente quince millones de personas murieron, pero ninguna de las pensantes. Todo había sido planeado y ejecutado a la perfección, los asesinos y los testigos eran las mismas personas, no se podía culpar a nadie, todos habían vuelto a sus casas y dormían plácidamente.
Al día siguiente los medios masivos del mundo describían el hecho con detalles aterradores. Sacando conjeturas, buscando explicaciones sin saber que las mentes más capacitadas del país habían tomado esa decisión, no arbitrariamente, sino luego de estudiar a fondo la situación. Se llegó a la conclusión de que la violencia sí genera más violencia. Entonces cuando descargaron todo el peso de lo que habían sido víctimas durante años se decidió responder con la misma moneda, pero de manera organizada e inteligentemente, como habían sido educados.
Al llegar a cada uno de los cinco millones de trabajos honestos, cada miembro de la logia recibía un e-mail sin firma: “Somos libres, no hay más negros.”

Edu despertó de repente, todo había sido un sueño.

Pero todavía le dolían los golpes propiciados por un enmascarado sin cultura y sin educación, solo por haber tomado una fotografía. Entonces pensó: “Gracias por abrirme los ojos”.

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