6.8.08

Una vez por año, indefectiblemente

Un lunes como cualquier otro me desperté entre sábanas de sudor, el rojo amanecer se colaba por entre las rendijas de mi ventana. Miré el reloj que marcaba las siete treinta con palitos, bostece, me destape y me levante.
En el espejo vi un extraño, muy parecido a mí, pero extraño al fin. La barba se marcaba más como un gris de días nublados, bajo los ojos unas piletas oscuras hundían mis ojos. Esa piel que alguna vez con tantos granitos había poblado mi cara ya no estaban, ahora se expresaba en pequeñas grietas, que pronto se convertirán en arrugas. Las perlas brillantes que tantos flashes vieron ya no brillaban como antes.
No supe que sentir, mi ser se estremeció con miedo al encontrarse así de una mañana a la otra. Pero si hace tan poco que termine el secundario. Cómo puede ser, me preguntaba.
Felices 29, no quiero ni pensar en los 30…
(Hoy es el cumpleaños de uno de mis mejores amigos y me hizo pensar en los 29 que se me vienen encima… Feliz cumple Marra)

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